miércoles, 24 de enero de 2007

Por primera vez

Esta mañana al despertar, he sentido la necesidad de agradecer. No siempre me levanto con estos deseos tan elocuentes. Es más, es posible que la mayoría de los días, maldiga alguna que otra vez el pitido del despertador. Sin embargo, hoy he sentido esa inexplicable necesidad para muchos, y lo común para un determinado número de personas.
Gracias por poder vivir un día nuevo. Seguro que lleno de sorpresas. Hay tanto por vivir, que se nos escapan los instantes, los segundos, las horas... pensando en no se qué cosas.
Gracias por ir a trabajar. Si, por ir a trabajar. Se que no es normal decirlo, pero hoy me siento con la entereza necesaria para proclamarlo a los cuatro vientos.
Gracias por tener un techo donde vivir. Mis ojos se llenan de lágrimas de cocodrilo cuando pienso en determinados seres humanos, que no tienen que pagar todos los meses la hipoteca, ni el recibo de la luz, ni el recibo del agua, ni las llamadas 3G del móvil... Si tras esa compasión absurda, lograra concienciarme de verdad, otro gallo cantaría.
Gracias a mis amigos, que en silencio soportan mi existencia. Sin ellos, estoy seguro que mi vida tendría otro sentido; es más, creo que carecería de sentido. Gracias porque a través de los momentos vividos, he aprendido el sentido que debe iluminar mi camino, aunque estemos lejos, aunque la distancia sea a veces más fuerte que el sentimiento.
Gracias a la familia. A la mía personal, por haberme dado la oportunidad de vivir y crear una historia de la nada. Al resto de ella, miles de gracias por ser eso, mi familia.
Y por supuesto, gracias a mi compañera de vida, Silvia. Sin ella, cada minuto de mi existencia estaría totalmente vacío.
Ahhh !! Se me olvidaba. ¡Qué cabeza la mía! Gracias a Dios por haberme llamado por mi nombre, y por haber querido regalarme el mayor de los presentes: la VIDA.

1 comentario:

Anónimo dijo...

El camino es largo, y por si fuera poco, esta lleno de obstaculos que debemos sortear. Pero son estas barreras las que nos enseñan a crecer y rectificar los errores cometidos.
Y es que la vida, aunque a veces nos deje mal sabor de boca, tambien nos regala momentos inolvidables junto a los nuestros; momentos por los que merece la pena levantarse cada mañana con una sonrisa nueva y con el optimismo necesario para afrontar un nuevo dia.
Muchos besos