Cuántas veces he querido echar la mirada atrás y recuperar ese momento de incalculable valor. Cuántas veces he cerrado los ojos y he sabido transportar mis emociones a lugares que no termino de reconocer. Cuántas veces he dicho una palabra sin sentido original y se han clavado como un puñal recién afilado. Cuántas veces he pensado que la mejor opción ante las cosas de la vida es siempre la mía. Cuántas veces he ignorado la verdad que paseaba ante mis ojos, y he optado por una pseudo realidad a mi gusto. Cuántas veces he intentado sobresalir por encima de mis posibilidades, cuando realmente no me llegaban los pies al suelo. Cuántas veces he hecho oídos sordos ante palabras de amor que brotaban de alguien a mi lado. Cuántas veces quise completar un puzzle en soledad, mientras cada parte de él caía de mis manos temblorosas. Cuántas veces he susurrado "no" a cada pregunta planteada, cuestionando mi propia realidad. Cuántas veces opté por la decisión más fácil, aunque el camino me condujera a una calle sin salida. Cuántas veces no supe ver más allá de mis ojos, centrándome en la lejanía de un mar en calma. Cuántas veces me volví de espaldas frente a la verdad que me perseguía con la guadaña lista y preparada. Cuántas veces eché de menos una sonrisa amable, y no fui capaz de tragar saliva e ir en su busca. Cuántas veces ignoré al amor, y me dediqué por completo al egoísmo flagrante. Cuántas veces... Cuántas veces...
Gracias a Dios, que me da la oportunidad de empezar de nuevo cada día.
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